El deshielo de la nieve llena los arroyos de agua cristalina; la brisa primaveral tienta a los pétalos de las flores de cerezo, que se despiden y emprenden su errante vuelo; mientras tanto, los niños ilusonados que empiezan hoy el colegio avanzan sobre la verde hierba con sus carteras impecables a la espalda, cogidos de la mano, hacia el futuro.
Es una sensación llena de frescor, ¿no os parece?